El Huracán Helene, octava tormenta con nombre propio de esta temporada de huracanes 2024 del océano Atlántico, se disipó en Estados Unidos, pero dejó al menos 95 muertos y severos destrozos por inundaciones y vientos dañinos la semana pasada y este último fin de semana en varias partes del sureste de EE.UU. Ahora, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) monitorea otras perturbaciones que podría convertirse en ciclones tropicales y afectar a otros estados del país norteamericano.
Helene tocó tierra como huracán mayor de categoría 3 el pasado jueves en la costa de Big Bend en Florida. En los días siguientes atravesó distintas jurisdicciones como Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Tennessee y Kentucky, donde provocó apagones masivos y dejó a millones de hogares y empresas sin luz, además de graves daños en viviendas e infraestructura. Este domingo terminó por disiparse su remanente, pero las consecuencias para el sureste de EE.UU. fueron devastadoras, y ahora las autoridades miran con atención otros sistemas del mar Caribe y el Atlántico que puedan llegar a impactar en el corto plazo.
Clima en EE.UU.: los posibles ciclones tropicales que vigila el NHC
El NHC monitorea el avance de distintos huracanes y perturbaciones, pero solo una representa un riesgo latente para el sur de EE.UU.: un disturbio tropical ubicado en el noroeste del mar Caribe, cerca de donde se formó Helene, a pocos kilómetros al este de las costas orientales de Honduras y Nicaragua. Si bien la probabilidad de desarrollo ciclónico en las próximas dos horas es nula, si se mira la perspectiva a los próximos siete días el porcentaje escala al 40%.
“Un área grande y desorganizada de baja presión ubicada sobre el mar Caribe occidental y suroeste está produciendo alguna actividad de lluvias y tormentas eléctricas”, señaló el organismo, que anticipó que las condiciones ambientales podrían volverse propicias para un desarrollo gradual, y una depresión tropical podría formarse en unos pocos días mientras el sistema esté sobre el sur del Golfo de México o el noroeste del mar Caribe. En ese sentido, la perturbación podría generar consecuencias climáticas en entidades estadounidenses con costa en el Golfo, como Texas, Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida.
A su vez, el NHC vigila el desarrollo de los huracanes Isaac y Joyce —noveno y décimo de esta temporada 2024—, ubicados en el norte y centro del océano Atlántico respectivamente, alejados de las costas de EE.UU. En ambos casos, se trata de sistemas que están en proceso de debilitamiento: Isaac degradó su categoría a tormenta tropical y se dirige al noreste, cerca de Reino Unido; y Joyce es actualmente una depresión tropical, y avanza hacia al norte, pero aún muy lejos de la costa este de Estados Unidos.
Además, la agencia monitorea el avance de otra depresión tropical en el Atlántico —denominada Depresión Tropical Doce—, más cerca de la costa occidental de África y a pocos kilómetros de las islas de Cabo Verde. Si bien se espera que hoy eleve su categoría a tormenta tropical, el miércoles a huracán de categoría 1 y continúe su intensificación hasta transformarse en categoría 3 durante el viernes, la trayectoria prevista para este sistema lo ubica también muy lejos del territorio continental norteamericano, por lo que no representa un riesgo serio.
De igual manera, una perturbación ubicada algunos kilómetros al sur de las islas de Cabo Verde tiene un alto potencial de convertirse en ciclón tropical (un 80% en los próximos siete días), pero se encuentra aún más lejos que los otros sistemas mencionados, por lo que tampoco representa una amenaza para las ciudades estadounidenses.
Conoce el pronóstico del clima en EE.UU. para hoy, lunes 30 de septiembre, tras el paso de la tormenta. El NHC monitorea nuevas perturbaciones en el Atlántico y el Caribe, con una posible amenaza de huracán para los estadounidenses. LA NACION